En lo que va del año la caída del mercado editorial es preocupante. Mientras el consumo se reduce, la producción bajó un 30%. La Feria de Editores, que reúne a más de 200 editoriales independientes, es una de las respuestas del sector para seguir subsistiendo.
Por Joaquín Sánchez Mariño
10 de agosto de 2018
Hablamos con algunas de las editoriales que participan para ver qué recursos encuentran para sobrevivir y cómo ven el mercado, porque la industria está complicada, pero no muerta, y en gran medida eso es gracias a ellos.
¡Viven!
Guido Indij nos recibe mirando hoteles de Frankfurt. En octubre asistirá a la Feria del libro de Frankfurt y tiene que reservar dónde dormir durante cuatro días, entonces googlea. Su oficina son cuatro paredes de libros, una computadora, dos escritorios y un colgador de fotos que se desprende de una lámpara de techo.
Estamos en su editorial en el barrio de Chacarita. En realidad, no es solo una editorial la que funciona ahí sino varios componentes de su universo: los sellos editoriales Factotum, Interzona y La Marca Editora; la editorial Marea (de su mujer, Constanza Brunet); y la distribuidora Asuntos Impresos. Todas piezas de un rompecabezas mediano en el que trabajan 14 personas y sobrevive (y crece), desde 1992, año en que Indij fundó La Marca Editora.
Dará su análisis y su receta. Su análisis es este: “Hay dos medidas de la industria: una de ellas es la del offset. Cuando imprimís en offset no tiene sentido hacer menos de 1500 ejemplares. Así me crié yo, que soy como de vieja escuela. Otros editores te dicen que hay buenas opciones para impresión digital, que se pueden hacer menos ejemplares. Pasa que para prorratear el costo de leer, negociar un contrato, tomar una decisión, diseñar el libro, pensar una tapa, corregir el libro, pagar una traducción eventualmente… todos esos costos no son iguales si vos los dividís en 100 o 200, que si los dividís en 2000. Por lo cual todos los editores tratamos de vender una buena cantidad. Y cuando el mercado se reduce, ¿cómo sobrevivís? Hoy nos va a todos mal. Estamos todos un 25 o 30% abajo. Y están así también las librerías. Y cambia la situación con el valor del dólar. Con un dólar a 30 te posiciona mejor para exportar, y el mercado local es la base”.
Su foto es esta:
Y su receta, la siguiente:
“¿Cómo sobrevivís? Cuando sos muy chiquitito todo eso lo compensás con energía personal, con amor al proyecto, con mística por lo que estás haciendo. Hay muchos casos en los que el mismo editor es el que compone, corrije, diseña o (y/o) edita el libro. Ahora, si vos pretendés armar una empresa un poquito más grande, con posibilidades de perdurar en el tiempo, necesitás delegar alguna de esas funciones y profesionalizarte, y editar de a 200 ejemplares no te sirve. Entonces, si te pasás al formato de offset y empezás a publicar de a 1500 mínimo, te encontrás con otro limitante: el tamaño del mercado local. Es más, digamos Buenos Aires. Vender en el resto del país requiere un cierto esfuerzo: abrir cuentas en Rosario por ejemplo implica que vayas, que descubras cuáles son las librerías que pagan y las que no… no es solamente enviar libros. Lograr una distribución nacional requiere mucho trabajo. Pero nosotros tenemos un mercado mucho más grande que es la lengua. Entonces en ese sentido estar en las ferias internacionales es ampliar mercados”.
¿Si te va bien en esta Feria se mueve la aguja de tu año?Yo vendo bien en la FED. Hay muchos que venden bien. Todos se van más o menos contentos. Pero aunque me vaya bien este fin de semana no voy a levantar suficiente guita para pagarme los cuatro noches de hotel en Frankfurt.
Estos son algunos de los libros que Indij preparó para llevar a la FED:
Nora Galia, creadora y directora de Letras del Sur, coincide con la importancia de ampliar mercados que menciona Indij. Hace pocas semanas, cuenta, cerró una alianza con Neisa, una distribuidora mejicana, para coeditar sus libros con ellos allí. “De este modo tendremos distribución en las librerías mejicanas y podremos entrar en contacto con lectores que de otro modo no hubiéramos encontrado. Es la manera de empezar a jugar en el exterior”, dice.
“Cuanto más profesional es cada etapa de un libro, más pequeños son los riesgos. Hay que salir a la caza de lectores, y eso no tiene que ver solo con lo literario sino también con estrategias comerciales y de visibilidad. Los escritores tienen que acompañar al editor en acciones extra literarias que son hoy, más que importantes, necesarias. Antes en la industria editorial el brand business no se usaba. Ahora sí. Es el negocio de la marca, de armar una marca, que no sea solo la de la editorial sino también la de cada escritor. Y que la suma de ambas marcas ayude a empujar la venta”, explica Galia.
Leonora Djament, Directora Editorial de Eterna Cadencia, coincide con el diagnóstico del sector. Su editorial publica entre 16 y 20 títulos al año. Son una editorial entre pequeña y mediana. “Estamos atravesando la crisis más fuerte desde el 2001. Las ventas en el sector cayeron por lo menos un 25% en los últimos 3 años. La inflación del 30% proyectada para este año sumado a la devaluación que hizo que el papel subiera muy por encima de la inflación hacen que la situación sea muy compleja. Por otro lado, han ido desapareciendo las pocas iniciativas por parte del Estado para sostener esta industria y para fomentar la lectura”, dice.
Una de las políticas de Estado que más extraña el sector es la compra de libros por parte del Ministerio de Educación. Durante la gestión de Cristina Kirchner se compraron 9 millones de libros para armar bibliotecas en las aulas.
La importancia de estar en las Ferias
“Hay experiencias de editoriales independientes que son rentables. Son las menos. Para eso se necesita que el editor concentre una cantidad de actividades que en otro momentos estarían disperas en distintas personas que cobrarían una remuneración por eso. Pero hoy, como le pasa a muchos sectores, se tienen que concentrar una cantidad de tareas muy diversas en una sola persona para que el negocio sea rentable”.
El que habla es Victor Malumian, director de Ediciones Godot y uno de los creadores de la FED. El circuito de ferias para cualquier editor es fundamental. El calendario general de las internacionales más importantes es Buenos Aires, Liber (Madrid, España), Frankfurt (Alemania) y Guadalajara (Méjico). Entre medio, se deben sumar la ferias de las provincias, la Infantil y desde hace uno años la Feria de Editores. Todo emprendedor de este mundo que se precie, participa de ellas.
¿Cuánto invierte (y apuesta) una editorial al sacar un libro? Lo responde el mismo Malumian, que publica cerca de 13 libros por año. “Invertís en un texto o en una traducción, su corrección, la maqueta, la tapa, impresión, encuadernación, papel... Eso luego entra en un canal de librerías, va a tener su retorno recién a los 60 días y va a ser muy paulatino. Si imprimiste 1500 ejemplares, su primera venta en un caso bastante exitoso será de 100 o 150 libros vendidos”. (Mientras tanto, en el otro cuadrilátero, el último libro de Darío Sztajnszrajber, Filosofía en 11 Frases, editado por Planeta, lleva semanas como el libro más vendido del mercado a un ritmo de 1000 ejemplares por semana ).
Llevado a lo concreto, Indij dice sin vueltas: “si le preguntás a una editorial chica, que imprime 200 o 300 ejemplares, va a pensar en 20 mil pesos por título. En mi caso tengo que pensar más cerca de los setenta mil".
Durante el viernes, sábado y domingo se esperan que pasen miles de personas (a la edición del 2017 fueron 7000 personas, pero el lugar quedó chico y se mudaron al Konex para seguir creciendo). Con un promedio de precios de 350 pesos por libro, los títulos de la FED son los que representan la gran bibliodiversidad de nuestro mundo editorial. Es lindo y alentador ver la cantidad de gente que, llena de efervescencia, se acerca al lugar. Gente que, además, se supone que compra los libros para leerlos.
Y aun así, dando vueltas en tu cabeza de editor osado, ese pequeño y loco dato: la industria del libro está jodida. Pero claro, no está muerto quien pelea.
Piu avanti, editores, no se den por vencidos. ¡Que muerdan y vociferen vengadoras, ya rodando en el polvo sus cabezas!
Un dato: la industria del libro está jodida. Si una editorial mediana imprime mil ejemplares y en los primeros dos meses vende, digamos, 150 (con toda la furia)... los editores se juntan en una casa y abren un champagne. Los editores, por cierto, seguramente también sean los dueños.
Los número acompañan el pronóstico. Ya en el 2017 se publicaron 11 millones de ejemplares menos que en el 2016. Esto responde a que la primera respuesta de las editoriales a la crisis es hacer tiradas más pequeñas, cuando no directamente publicar menos. Este años según el sector la producción de libros cayó un 30%, y la venta también mantiene una curva descendente.
La situación es difícil. Y aun así, otro dato: hoy viernes 10 de agosto abrió la Feria de Editores en el Konex y apenas inaugurada ya había gente recorriéndola. La FED es algo así como la Feria del Libro en versión independiente. Reúne a más de 200 editoriales pequeñas o medianas (independientes, emergentes, como quieran llamarle), y su encanto principal es que convoca a un público lector. Del palo, que le dicen.
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